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“Pepe es la historia de la colonización de nuestros pueblos”, Nelson de los Santos, director de la película

La película Pepe. Estudios de la imaginación, se basa en la historia de un hipopótamo que fue cazado en el Magdalena Medio. Estará en competencia en el Festival de Cine de Cartagena. Su director, Nelson de los Santos, se alzó con el Oso de Plata a

mejor director de la pasada Berlinale.

  • A la izquierda, el director dominicano Nelson de los Santos. Foto AFP. A la derecha, el hipopótamo de la película. Foto cortesía productora Monte y Selva.
    A la izquierda, el director dominicano Nelson de los Santos. Foto AFP. A la derecha, el hipopótamo de la película. Foto cortesía productora Monte y Selva.
10 de marzo de 2024
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En el pasado Festival de Cine de Berlín llamó la atención una película en la competencia oficial, cuyo protagonista es un hipopótamo muerto que habla, Pepe. Estudios de la imaginación. Algunos medios locales jugaron con la idea de que ese fantasma podía llegar a comerse al oso, que le da forma a la estatuilla de los ganadores de la llamada Berlinale.

Pepe encarna el imaginario del célebre hipopótamo de la Hacienda Nápoles que fue cazado en 2009 en el Magdalena Medio, acto que despertó la indignación nacional. Nelson Carlos de los Santos Arias (República Dominicana, 1985) conoció la historia a través de su compañero del Instituto de Artes de California (CalArts), Camilo Restrepo, artista de Medellín que había realizado una obra en la que un nutrido grupo de soldaditos de plomo apuntan a un hipopótamo solitario.

Entonces decidió viajar a Puerto Triunfo, donde se dio cuenta de que la historia de los hipopótamos y de los pueblos ribereños era la misma de una colonización aún presente entre nosotros, incluso de la construcción de un imaginario del Caribe, que está muy presente en su obra, como en su película Cocote (2017).

Con un equipo de producción mayoritariamente colombiano, a lo largo de un año estuvo grabando en los alrededores del corregimiento Estación Cocorná (Puerto Triunfo), que queda retratado en la película. Y en lugar de enfocarse en la conexión obvia de los hipopótamos con la historia del narcotráfico en Colombia y la figura de Pablo Escobar, de los Santos le da forma a una fábula que atraviesa desde África a América y en la que Pepe filosofa y reflexiona sobre su destino y el de los humanos con los que convive en varias lenguas, afrikáans, mbukushu y español. La película fue una coproducción entre República Dominicana, Namibia, Alemania y Francia.

En últimas, en un hecho inédito en 74 años de historia del festival, Nelson Carlos de los Santos se llevó el Oso de Plata como mejor director, mérito que no había conseguido ningún otro latinoamericano. Pepe estará en competencia oficial en el Festival de Cine de Cartagena, que se llevará a cabo entre el 16 y el 21 de abril de este año.

EL COLOMBIANO habló con el director sobre su experiencia en el Magdalena Medio y el significado de sus estudios de la imaginación.

¿Qué significó participar en la Berlinale y cómo fue el recibimiento del público?

“El hecho de que una película como Pepe estuviera en la competencia oficial ya hablaba de atreverse política y formalmente. Estos festivales grandes tienen un cine más mainstream, menos arriesgado en sus formas. Esa fue la primera sorpresa. Y la segunda fue que, y también habla mucho de los tiempos, la película se volvió la película del festival, se armó una fiebre de Pepe”.

¿En qué sentido? ¿En relación a cómo la recibió la crítica local?

“Yo no leo crítica, no te pudiera decir eso. Sé que hubo unos medios importantes de cine que ponían cosas así como ‘el hipopótamo que se comió al oso’, que los productores me pasaban, pero las presentaciones estuvieron siempre llenas y ciertos miembros del equipo fueron ovacionados”.

¿Qué impacto tuvo en este frenesí la conexión de Pepe con Pablo Escobar y el fenómeno de las drogas?

“Ninguno. Yo no soy colombiano. Tenía muy claro que no me importaba todo el tema con Pablo Escobar, no me iba a meter con eso. El cine colombiano y sobre todo de la explotación de Netflix ya he hecho un trabajo bastante penoso con eso. Al mismo tiempo los narcos son los héroes y los antihéroes del capitalismo. Grandes construcciones capitalísticas alrededor de estas figuras. La película no tiene nada que ver con eso. Fui muy claro desde un principio conmigo mismo. Al revés, la película lo que hace es presentar ideas importantes sobre estos pueblos, ex colonias, que vivimos en la colonialidad del poder, cuestiones de las que tenemos que comenzar a hablar”.

Por eso el fantasma del hipopótamo hace su recorrido desde África para quedar varado en el Magdalena Medio colombiano...

“Son formas y eso atraviesa la fábula, la personificación de un animal, y habla de estas realidades, que el acto de colonización sea algo que tenga que ver exclusivamente con los países no está bien, es un movimiento transversal global y no es la colonización la que debería apoderarse de la subjetividad de la globalización”.

En la película aparece un grupo de turistas alemanes que van a ver hipopótamos en un país africano, que ironiza precisamente con esa mirada eurocéntrica, todavía colonial, ¿qué significó para usted ser el primer latinoamericano en recibir el premio a mejor director en 74 años de historia de la Berlinale?

“Por un lado me sorprendió; obviamente, te pone feliz, y luego rápidamente te das cuenta de que en realidad es una pena, con el cine que ha hecho Latinoamérica, desde Peixoto y las vanguardias brasileras, pasando por el Cinema Novo y el gran Glauber Rocha, el cine imperfecto, Tomás Gutiérrez Alea y Jorge Sangines en Colombia, Sara Gómez (Cuba) y Lucrecia Martel (Argentina), con esa cantidad de realizadoras y realizadores, que en 74 años le den un primer premio a un latinoamericano me parece un poco injusto con la importancia que tiene nuestro cine”.

En su discurso de aceptación menciona la pérdida de imaginación como un problema ligado al eurocentrismo, y agradece el premio a una película que está pensando en la imaginación, ¿qué significan esos estudios de la imaginación?

“El gran problema que existe hoy en día en la filosofía y en la teoría política es pensarnos fuera de la construcción eurocéntrica, que ahora toma el relevo con una impronta imperial de la americanización del mundo, que justamente ha sido el cine su principal aliado. Su cine, su televisión, su música popular, todo Hollywood, como el gran aliado de la conquista de la subjetividad global. Y para mí esa discusión es fundamental”.

Un cine para liberar la imaginación...

“Una utopía que piensa un mundo. No hubiese habido ningún tipo de revolución sin el pensamiento utópico, o sea, sin la capacidad del ser humano de pensar e imaginar. Y, por lo tanto, el cine es un elemento fundamental, nosotros somos trabajadores o estamos en guerra contra el monopolio de la subjetividad. Somos el pelotón de la vanguardia. La singularización de un realizador, realizadora, es un acto político muy poderoso, más de lo que la gente cree”.

Imaginar como un acto político...

“Pensar en la imaginación es político. Es a partir de la imaginación que pensamos mundos sin desigualdad. Después hay una lucha en el territorio, palpable, pero una cosa no quita la otra. Podemos estar un grupo de artistas pensando en la imaginación y pueden estar los líderes políticos pensando en la desigualdad de los seres humanos, se puede trabajar en conexión, en vez de siempre estar dividiendo”.

Pepe se convierten en una metáfora de esa colonización de la subjetividad...

“No, para mí no. Una cosa puede ser que el espectador lo piense desde ese lugar. Es muy distinto crear desde la metáfora a que tu trabajo pueda verse desde ese lugar. La metáfora me parece un lugar obsoleto en el sentido de que ha habido una sobreutilización de esta figura en la poética del arte. Yo cuento la historia de Pepe tal cual, es la historia en sí misma la que se abre a otro significado, pero no se construye la metáfora desde la creación”.

Es simplemente la historia de un hipopótamo y de una descendencia que une continentes...

“Pues claro, es real, no hay nada metafórico. Es tal cual lo que está sucediendo. Hay un secuestro de esos hipopótamos, no importa que hayan venido del zoológico de San Diego, evidentemente se sacó ese animal del continente africano. Ha habido toda una historia de desplazamiento, todo lo que le sucede a ese animal no es una metáfora, porque eso es lo que le sucede a cualquier ser vivo en esta idea de mundo, que nos recuerda a los esclavos africanos de los orígenes del Caribe. No es más que una idea de mundo que se aplica a todo lo que vive”.

Usted es de República Dominicana, ¿cómo empezó su relación con Colombia?

“Mi relación comienza con el amor de una colombiana en Buenos Aires. Desde ese momento a mí me llamaron mucho la atención los colombianos y las colombianas. Fui haciendo amigos. En el Instituto de Arte de California conocí al artista Camilo Restrepo, de Medellín. Y así fui conociendo gente y siempre quería ir a Colombia y nunca iba”.

Y conoció la historia del hipopótamo Pepe, a partir de la obra del artista Camilo Restrepo...

“La historia de Pepe me impactó mucho. Camilo Restrepo tenía su obra de los soldaditos apuntando al hipopótamo, me llamó la atención como pieza, como obra. Me contó que ese hipopótamo Pepe perdió con el alfa y si lo exiliaban de la manada, él tenía que entrar a otra manada, pero ya entraba como sumiso. Y Pepe se fue río abajo o río arriba, depende cómo lo queramos ver. Qué cosa tan triste. Se fue en busca de otra manada... Entonces pensé que el hipopótamo lo que no entendía era que él no estaba en África y que nunca más iba a volver a ver otra manada. Eso fue lo que a mí me impactó mucho de esa historia”.

Esa historia de ir buscando algo...

“En realidad, y biológicamente es una idea muy bonita, cuando un hipopótamo pelea con el alfa y pierde, se va con otra hembra y se sale de la manada. Y así es que ellos se expanden en el territorio. Camilo me contó esa historia y me paré de la silla y dije: voy a hacer esa película”.

Tiempo después, a finales de 2018, usted llega al corregimiento Estación Cocorná, cerca de Puerto Triunfo...

“Ese Magdalena Medio es una selva. Tiene el calor de la selva, los mosquitos de la selva. Yo venía de Berlín, imagínate lo que fue para mí entrar por primera vez en ese universo. Y esos sonidos, creo que la selva me llevó a otro lugar, definitivamente. Tuve mucha suerte, un hipopótamo y una hembra que recién se habían escapado estaban allí. Encontré el personaje de Pepe. Si yo no encuentro ese personaje, sería otra película. Fue un regalo”.

En un lugar marcado por la violencia...

“Ese pueblo de Estación Cocorná se parecería a como nacieron muchos pueblos en el Oeste americano, digamos, según los Westerns. El pueblo de Pablo Escobar, después de Ramón Isaza, pueblos de machos alfas, pueblos que nacieron de prostitutas para sus machos alfas”.

Y eso lo retrata la película en su segunda parte...

“Era un desafío de machos. Es el personaje de Candelario. Todo lo que analizo siempre parte de un sistema rizomático. Pensar la imaginación, el animal, siempre que pensamos la imaginación, nos lleva al mundo infantil, donde la imaginación brilla, y justamente es allí donde comienzan a darse las primeras colonizaciones de la subjetividad”.

Tenemos unas formas preconcebidas de ver a los animales...

“Para pensar este animal en sus vertientes, en sus distintas caras de presentación, hay algo de toda la construcción de los animales en la subjetividad de nosotros, tiene que ver con National Geographic, que desde un lugar del documental nunca deja de hacer una construcción de la fábula, esos encuadres bien balanceados, que de alguna forma parecen pinturas, hay un gusto en esa construcción del animal que tiene que ver con toda una historia de los animales, de los grabados, de esos primeros encuentros del colonizador”.

Otra faceta son los cómics que introduce en la historia...

“La televisión norteamericana, sobre todo los dibujos animados, desde el Pato Donald, Hanna-Barbera, Cartoon Network, entra en el campo de producción de la imaginación de la película, que no olvida incluirla, pero articulada con el cine, la antropología, la ficción, con la puesta en escena. Entonces, como todo sistema rizomático, viajo por todos esos lugares. Por eso aparecen esas referencias a las caricaturas de Pepe en los televisores”.

Luego están las referencias a los noticieros locales. Es la construcción de un imaginario...

“El imaginario colectivo de estos pueblos”.

Ganador del festival de cine de Cartagena

El director dominicano Nelson de los Santos se hizo conocido para el público cinéfilo del país en 2018, año en que su obra Cocote ganó el premio a mejor película del Festival de Cine de Cartagena. Estudió cinematografía en Buenos Aires y en el Colegio de Arte de Edimburgo. Y tiene un máster en Cine y Video del Instituto de Arte de California. En su filmografía reinvindica sus orígenes en el cine experimental que se hacen evidentes en la película Pepe en la estructura narrativa, el manejo del sonido y la creación de algunas escenas a la manera del videoarte. “Es una película que piensa el Caribe, porque yo pienso el Caribe, no específicamente en la historia de Pepe, sino en la búsqueda. Es una película que habla del mundo, de nosotros, a través de Colombia. Es una película colombiana y lo diré todo el tiempo”, dice el director.

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