“Petrista fracasada”, “hijo de p#t&” y “basura”: X se volvió el ‘ring de boxeo’ para políticos, periodistas e influencers

Recientemente, Bolívar tildo a un concejal de Bogotá de ser una “basura de ser humano”. ¿Deberían moderarse estas personas que son influyentes en el país?

Miguel Polo Polo, Gustavo Bolívar, Claudia López, Vicky Dávila, Jota Pe Hernández y Daniel Coronell. FOTOS: COLPRENSA

La red social X –antes Twitter– parece haberse convertido en la “cantina” de políticos, periodista e influencers poderosos del país. No bastó con que la mayoría de políticos la usaran como portal oficial para anunciar delicadas decisiones hacia el país, sino que ahora es también el ring de boxeo para lanzarse sátiras e insultos.

Así lo han demostrado los más influyentes en esa red social con una escalada cada vez más hostil de los insultos. Solo este viernes el actual director de Prosperidad Social, Gustavo Bolívar, señaló al concejal de Bogotá, Daniel Briceño, de ser un “mentiroso” y una “basura de ser humano”. Aunque en otras ocasiones también lo ha llamado “hijo de puta mentiroso”, “impostor” y “calumniador”, entre otras cosas.

Pero no ha sido el único. Las peleas también se han trasladado entre políticos y periodistas. Vicky Dávila, la actual directora de Semana, le ha dicho a la exalcaldesa de Bogotá, Claudia López que es una “política petrista fracasada y desesperada”, que es “infame” y hasta que tiene una forma “deleznable” de hacer política “utilitarista”.

Insultos que López ha contestado con cierto nivel de pelea diciéndole, por ejemplo, que su trabajo es una “campaña disfrazada de pseudo periodismo”.

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Pero ese no es un discurso que se le haga muy lejano a Vicky Dávila, pues ella misma también le ha dicho a su colega Daniel Coronell que es “un negociante ante todo disfrazado de periodista”.

Aunque, claro, Coronell también ha hecho lo suyo. En uno solo de sus mensajes contra Vicky, dijo que ella “llegó a Revista Semana y, de la mano de Gabriel Gilinski, la convirtió en lo que es ahora. Un arma política de la extrema derecha y un arma corporativa de los intereses de sus dueños (sic)”.

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Lo cierto es que las nuevas generaciones también están haciendo de X la cantina en la que dicen todo lo que en la vida tradicional y frente a frente no serían capaces de decir.

El senador Jota Pe Hernández, por ejemplo, le ha dicho al presidente que es un “mitómano destructor” y trinó cuando murió la senadora Piedad Córdoba que era “una bandida menos en Colombia”.

Ni qué decir, entonces, de personajes como el representante a la Cámara Miguel Polo Polo, quien se ha atrevido a decir en X que “entre Petro y Pablo Escobar no hay mucha diferencia”.

Según sus insultos, por lo que fue duramente criticado desde todos los bandos político, “uno fue el mayor narcotraficante del mundo, el otro propone reconciliación y perdón para todos los narcotraficantes. Uno sembró violencia, el otro pretende sacar de las cárceles a los violentos. Pablo Escobar, el patrón del mal; Gustavo Petro, el presidente del mal”.

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Con todo esto, una pregunta válida es, ¿deberían los políticos y personas más influyentes del país estar insultando así a un concejal o cualquier ciudadano?

Hasta ahora, en Colombia no hay ninguna Ley que restrinja el comportamiento de líderes y políticos a través de las redes sociales, pero las autoridades judiciales sí han fallado para asegurar que las cuentas personales del Presidente y de otros funcionarios también se pueden entender como escenarios oficiales por donde se envía y se reclama información de relevancia nacional.