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La decisión del Gobierno argentino, en cabeza del presidente Javier Milei, de prohibir el uso del lenguaje inclusivo y “todo lo referente a la perspectiva de género” en la Administración pública de su país, así como la de Nayib Bukele, presidente de El Salvador, de erradicar la misma perspectiva de género de la educación de su país, deja varios cuestionamientos.
La decisión de ambos mandatarios está en línea con el rechazo que públicamente el mandatario argentino ha expresado a las políticas de igualdad que considera “parte del adoctrinamiento del marxismo cultural” y que pretende batallar con esta acción.
De acuerdo con Paola Moreno, directora del programa de Sociología de Areandina, sede Bogotá, este anuncio podría generar un impacto importante debido al avance que Colombia y los demás países de la región han tenido en la implementación de los temas de género y, en particular, en el uso y apropiación del lenguaje inclusivo.
Esta noticia, según Moreno, refleja la tendencia hacia gobiernos regresivos y autoritarios, que buscan afirmar su autoridad, incluso a costa de negar reconocimientos sociales a ciertos grupos, como las personas no binarias.
“Su alcance dependerá de la aceptación que tenga entre la ciudadanía, no solo de Argentina, sino también del resto de la región, pero sin duda podría implicar retrocesos en los derechos ganados por las mujeres”, señaló.
Según la especialista de Areandina, el mensaje del presidente Milei tiene como base los movimientos regresivos que también se observan en algunos países de Europa y Norteamérica, lo cual no exime a que Colombia también se sienta impactada por este tipo de políticas.
“Aunque en el país hemos avanzado significativamente en temas de inclusión y género, lo dicho por el mandatario argentino nos recuerda que el progreso no es lineal y que debemos estar atentos a posibles retrocesos”, comentó.
¿Cómo avanza en el país el lenguaje inclusivo y en temas de género?
Para Moreno, pese a las noticias que llegan del sur del continente, es evidente que la población joven está más abierta al uso de este tipo de lenguaje, debido en parte a la presencia cada vez mayor de personas no binarias en diferentes ámbitos laborales o universitarios.
“Es claro que ciertos sectores hoy en el país apoyan el lenguaje inclusivo porque creen que les dará respaldo entre los jóvenes, la comunidad Lgbti y los defensores de derechos humanos. Sin embargo, aún está la duda si se logrará la misma resonancia en sectores menos comprometidos con estos temas”, dijo.
Finalmente, en torno a asuntos de género, la experta asegura que en Colombia se reconoce cada vez más la existencia de violencias en contra de la mujer y se está avanzando en la identificación de las formas de discriminación en la vida cotidiana.
“No obstante, estos avances pueden verse contrarrestados por situaciones regresivas, ya que en la esfera política y jurídica aún se presentan hechos de discriminación”, concluye Monero.
Adicionalmente, a propósito del lenguaje, la especialista insiste en la importante de encontrar otras formas de expresar el respeto por la diversidad.
“Hablar de inclusión, desde el inicio nos habla de alguien que no está (o no debe estar) en mí misma categoría y que debo esforzarme por hacerlo caber. De ese modo, no va a haber respeto por la diferencia. Hay que cultivar la disposición de apertura hacia diversas formas de ser y de coexistir”, afirmó.