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El 37% de las mujeres en Antioquia no cuenta con un ingreso propio

Los datos de los Informes de Medellín cómo vamos y Antioquia cómo vamos ofrecen un panorama de la actualidad de las mujeres en el departamento.

  • Las condiciones objetivas de la vida de las mujeres en Medellín y en Antioquia están lejos de ser halagüeñas. Foto: Julio César Herrera.
    Las condiciones objetivas de la vida de las mujeres en Medellín y en Antioquia están lejos de ser halagüeñas. Foto: Julio César Herrera.
08 de marzo de 2024
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A propósito de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer este 8 de marzo, las veedurías Medellín Cómo Vamos y Antioquia Cómo Vamos publicaron un informe acerca de las brechas de género que hay en la ciudad y en el departamento y resaltaron la importancia de que los gobiernos actuales impulsen la autonomía económica de las mujeres.

El informe es claro en que redistribuir las labores del cuidado en el hogar para que las mujeres puedan aumentar su participación en el mercado laboral no es una ayuda, sino el deber ser.

Y es que en los últimos 15 años la diferencia entre mujeres y hombres que buscan o tienen trabajo remunerado (es decir, la fuerza laboral) no se ha cerrado y se ha hecho más grande para las mujeres entre los 50 y los 64 años.

Los datos dan cuenta de una situación crítica: el 37% de las mujeres en Antioquia no cuenta con un ingreso propio. Y del 63% que lo tiene, apenas el 28% devenga un salario mínimo o más.

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Al tener en cuenta el trabajo remunerado y no remunerado, las mujeres trabajan más horas que los hombres en todos los rangos etarios. Por ejemplo, las mujeres que tenían entre 30 y 34 años en el 2022 destinaban en promedio al trabajo no remunerado 376 minutos diarios, lo que equivale a lo que duran unos 4 partidos de fútbol; mientras los hombres en ese mismo rango de edad destinan unos 86 minutos, menos de lo que dura un solo partido.

Las mujeres del departamento dedican en promedio cuatro veces más tiempo que los hombres a cocinar y lavar los platos. Mientras los hombres destinan media hora en promedio a estas tareas, las mujeres usan dos horas diarias.

El informe sugiere que para cerrar las brechas laborales y aumentar la participación de las mujeres en la economía es necesario que estas reduzcan sus horas de cuidado no remunerado, que son las labores de cuidado y trabajo en el hogar. Para esto, es necesario que las mujeres tengan una red de cuidado que les permita liberar esas cargas.

Por ejemplo, uno de los proyectos más exitosos de Claudia López como alcaldesa de Bogotá fueron las Manzanas del Cuidado, áreas de la ciudad en las que se concentra infraestructura y servicios para atender de manera próxima y simultánea a las cuidadoras y a sus familias. En las Manzanas del Cuidado las cuidadoras pueden estudiar, emprender, emplearse, descansar, ejercitarse, recibir orientación y asesoría jurídica y psicológica, lavar su ropa y la de su familia en lavanderías comunitarias, de manera gratuita.

En Antioquia, el gobernador Andrés Julián Rendón se ha comprometido a que durante su administración no solo buscará la autonomía financiera para el departamento de la que tanto ha hablado, sino también la autonomía financiera para las mujeres, no solo para que puedan insertarse con más fuerza a la economía y generen más riqueza para ellas y sus familias, sino para disminuir violencias de género que muchas veces van ligadas a dependencias económicas.

Brechas por el cambio climático

Las olas de calor y las inundaciones afectan más a las mujeres que a los hombres en el campo debido a que el cambio climático intensifica las desigualdades existentes en el mundo, según un informe de la FAO publicado esta semana.

“La ausencia de políticas para abordar los impactos desiguales del cambio climático en la población rural intensificará la gran brecha que ya existe entre los que tienen y los que no tienen, y entre hombres y mujeres”, dijo la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

Los científicos estiman que las temperaturas globales actuales son actualmente alrededor de 1,2º C más altas en general que a mediados del siglo XIX, lo que causa un aumento implacable de las condiciones climáticas extremas destructivas como inundaciones, sequías y olas de calor.

En el medio rural las mujeres asumen mucho más las tareas domésticas y de cuidado de personas, lo que limita sus oportunidades de estudio y empleo, dijo la FAO.

Esa situación les condiciona a la hora de tomar la decisión de emigrar, o de dedicarse a actividades no agrícolas, cuando el cambio climático afecta sus cultivos.

Si estas “diferencias significativas existentes” en los salarios entre las mujeres y los hombres del campo no son enfrentadas, la brecha empeorará, agregó el informe.

La FAO analizó datos de 109.341 hogares en 24 países de bajos y medianos ingresos, y los cruzó con datos de lluvia, nieve y temperatura a lo largo de 70 años.

En áreas rurales, los hogares más pobres tienen un acceso limitado a recursos, servicios y empleos, lo que puede hacer que les resulte más difícil enfrentar el cambio climático.

En promedio, pierden un 5% más de ingresos que los hogares más ricos debido a las olas de calor, y más del 4% debido a las inundaciones, según el estudio.

Los hogares en los que la mujer es la cabeza de familia son aún más afectados, ya que pierden proporcionalmente un 8% más de sus ingresos debido al calor excesivo y un 3% más debido a las inundaciones respecto a sus pares masculinos.

Esto equivale a una caída promedio de ingresos por persona de 83 dólares debido a los episodios de calor extremo y 35 dólares debido a las inundaciones.

Extrapolando esto a todos los países en desarrollo, estas pérdidas ascendieron a 37.000 millones y 16.000 millones respectivamente, dijo el informe.

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Lejos de ser el 50% en puestos de mando en las empresas

Cada vez ocupan más puestos de responsabilidad, pero a menudo se topan con el último escalón. Pese a la mayor presencia de mujeres en los consejos de administración, el mundo de la empresa sigue estando ampliamente dirigido por hombres.

“El mundo del trabajo se ha ideado para responder a las necesidades de los hombres”, afirma a AFP Tara Cemlyn-Jones, al frente del organismo británico 25x25, que defiende la paridad en las empresas.

“La única forma de cambiar las cosas es hacer que las estructuras sean más justas para las mujeres”, aboga esta profesional que trabajó previamente en banca de inversión.

Las cifras son elocuentes. Un informe de la consultora Deloitte, elaborado en base a cerca de 10.500 empresas de todo el mundo, señala que en 2021 sólo el 19,7% de los miembros de consejos de administración eran mujeres. Entre los CEOS, la proporción de mujeres se reducía al 5%.

América Latina sólo contaba ese año con un 10,4% de mujeres en los asientos de los consejos de administración, y un 1,6% de CEOs, en base a un muestreo de 320 empresas centrado en Brasil, México, Argentina, Colombia, Chile y Perú.

En Estados Unidos, las mujeres representaban alrededor del 24% de los miembros de los consejos de administración, y menos del 6% de los jefes de empresa.

En Europa, según este informe de Deloitte, Francia contaba un 43,2% de mujeres en los consejos de administración en 2021. Pero sólo tres dirigen una empresa del índice clave, el CAC 40 de París: Catherine MacGregor en la energética Engie, Christel Heydemann en Orange, y Estelle Brachlianoff en Veolia.

Francia cuenta con la ley Copé-Zimmermann, que desde 2011 impone una cuota mínima de un 40% de mujeres en los consejos de administración.

En España, la inmensa mayoría de las empresas del Ibex 35, el selectivo de las grandes compañías cotizadas, están dirigidas por hombres, con las excepciones notorias de Inditex, la casa matriz de Zara, y del banco Santander.

Inditex está presidido por Marta Ortega, hija del fundador Amancio Ortega, y Santander por Ana Patricia Botín, que sucedió en el cargo a su padre Emilio Botín al fallecer este en 2014.

En Alemania, sólo la española Belén Garijo, al frente del laboratorio Merck, dirige una empresa del DAX, el índice de élite de la Bolsa de Fráncfort.

El rol de los inversores

Ariane Bucaille, socia de Deloitte, estima que “las cuotas son un acelerador formidable”, pero “si vemos una mayor presencia de mujeres en los comités ejecutivos, es más bien en funciones como recursos humanos y márketing”, detalla.

El organismo sin ánimo lucrativo 25x25 publicó recientemente un informe sobre la cuestión, que desemboca en las mismas conclusiones.

Algunos puestos de responsabilidad en particular, como el de director financiero, son una vía privilegiada para acceder al cargo de CEO, pero precisamente la proporción de mujeres en aquellos “sigue siendo muy débil”, apunta el informe de 25x25.

Francia, precursora en este ámbito, se dotó de la ley Rixain, que fija un objetivo de al menos un 30% de mujeres en instancias directivas a partir de 2026, y de un 40% en 2029.

Esa ley, apunta Bucaille, “va a alentar algunos avances. Pero es lento” el proceso. “No hay que relajarse”, porque “aún estamos lejos”, advierte.

Más allá de las cuotas, Tara Cemlyn-Jones incide en que hay cambiar entornos y mentalidades, y ahí los inversores tienen un papel que jugar.

“Deberían plantearse preguntas sobre la forma en que se deciden las inversiones. ¿Por qué se tolera que haya gestores de fondos que digan: ‘no se preocupen por el género del directivo’? No queremos oír más eso”, insiste Tara Cemlyn-Jones.

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