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¡Paren ya¡ Cada día de guerra es un día contra el pueblo de Colombia”: el llamado del padre De Roux tras un año de la Comisión

Padre De Roux. FOTO: Cortesía

Entrevista de EL COLOMBIANO al padre Francisco de Roux, quien fue presidente de la Comisión de la Verdad durante sus seis años de funcionamiento.

Por: Daniela Osorio

De Roux solicitó recibir un cuestionario y responder las preguntas por escrito. Acá están sus reflexiones tras un año de la entrega del Informe Final de la Comisión.

Se cumple un año de la entrega del Informe Final. ¿Qué avances significativos ha visto en la implementación de las recomendaciones y qué temas ve estancados en la discusión pública?

“Ante todo, gracias a El Colombiano por la entrevista. El Informe es un aporte a la conversación nacional. Invito a leerlo como fue escrito, desde el dolor de las víctimas y críticamente. No es la verdad, es una contribución que tiene verdades difíciles y muchos puntos para seguir buscando. Colombia tiene logros significativos en cultura, instituciones, industria, infraestructura, pero construidos sobre una tragedia humana intolerable. Hay que hacer futuro aceptando como riqueza y no como desgracia nuestras diferencias culturales, espirituales, políticas, étnicas, de género, de territorios, de edades.

El avance más significativo es la apertura a la búsqueda de la verdad gracias al coraje de las víctimas, y los muchos hechos de reconocimiento, como el de Dabeiba de falsos positivos, como los de las Farc en Caicedo por el asesinato de Guillermo Gaviria y Gilberto Echeverry y las brutalidades del secuestro, como lo hicieron paramilitares. Sin embargo, lo más estancado es ver el país lejos del diálogo necesario y ahogándose de nuevo, en el “modo guerra” de señalamientos y odios”.

La implementación de las recomendaciones no quedó como artículo en el Plan Nacional de Desarrollo. ¿Cree que era necesario que estuviera ahí?

“El artículo eliminado, preparado por el Comité de Seguimiento y Monitoreo era importante porque las recomendaciones no son vinculantes institucionalmente pero si éticamente para enfrentar los problemas que causan tragedia humana. Las propuestas concretas son formas discutibles pero lo que es impostergable es parar esas dinámicas de muerte. La autoridad de ética pública de la Comisión se mantiene y la presencia de las recomendaciones está implícita transversalmente en el Plan”.

¿En ese mismo sentido, ha hablado recientemente con el presidente Gustavo Petro o con algunos congresistas sobre la implementación de las recomendaciones?

“Si, crucé unas palabras con el presidente en el acto que cerró la liquidación de la Comisión y sentí su disposición de seguir ejecutando las recomendaciones. Con Humberto de la Calle y otros congresistas estamos estudiando la forma de llevar la discusión en la segunda legislación este año”.

Este miércoles, luego de que los militares reconocieran los Falsos Positivos en Dabeiba, el expresidente Álvaro Uribe reconoció que hubo falsos positivos y que el Ejército los ocultó. ¿Ve en ese reconocimiento, y en algunos otros, avances para la verdad de Colombia?

“Ya he dicho arriba que esta disponibilidad de reconocer responsabilidades es algo nuevo y en buena parte se debe al desafío por la verdad planteado por la Comisión, y al valor de la justicia transicional de la JEP.

Por esto, Colombia hoy es vista como un ejemplo para el mundo. Por otra parte, los falsos positivos son tan graves éticamente que hay que acabar por aclarar las responsabilidades, ya que quedan muchas preguntas desde el corazón de las mamás y las familias y de nosotros si comprendemos que nos atañen como colombianos. Allí mataron a personas que no eran de izquierda, no tenían nada que ver con la guerrilla y su única desgracia era ser consideradas insignificantes, por las que nadie iba a preguntar”.

A propósito del expresidente, los sectores de derecha publicaron su propio “contrainforme” contradiciendo el de la Comisión y haciendo énfasis en el sufrimiento de la Fuerza Pública. ¿Lo revisó?, ¿qué opina de ese documento y cómo analiza la aceptación del Informe en un país tan polarizado como el nuestro?

“Por una parte, considero importante que se debata el Informe de la Comisión porque en la verdad se avanza en la controversia. Por otra parte, no respondimos al “contrainforme” porque es una estrategia de la lucha legítima por el poder de un partido en elecciones y el Informe no es para la lucha por el poder. Obviamente nos importa el sufrimiento de los militares y de los policías, y de sus familias y con las víctimas militares nos reunimos numerosas veces".

Hay algunos que creen que el informe fue poco leído y debatido, que fue como hablarle a una pared, ¿qué piensa usted de eso?

“La lectura ha sido seria en las universidades, se está haciendo en materiales pedagógicos por redes de escuelas y colegios y tenido en lecturas seguidas en algunos medios de comunicación. Su lectura ha sido impulsada en los territorios, gracias a la red de aliados que conforman más de tres mil organizaciones y a los colombianos en el exilio. Me sorprendió la lectura hecha por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y en Universidades de Estados Unidos y Europa, México y Suramérica. Paradójicamente, quienes menos lo han leído, sí lo han utilizado como presa para la controversia política. Entre ellos con los partidos”.

Finalmente, le pregunto por “la paz total” de Petro. ¿Qué le dice al presidente y a los grupos armados para que ese proceso salga bien?

“La Comisión habló de la Paz Grande porque pusimos primero la responsabilidad de la reconciliación en la sociedad civil y política, y de esta con las Instituciones, porque el futuro lo construimos juntos desde la verdad y desde nuestras diferencias o no será posible. Y pusimos junto con ello la paz con todos los grupos en armas vía negociación, y el sometimiento a la justicia de los grupos criminales de los narcotraficantes.

El presidente tiene que abrirse a la escucha y a la conversación nacional, precisamente porque si se quieren cambios de fondo, es indispensable el diálogo y la negociación con los grupos concernidos en los cambios, por más difícil que sea.

A los grupos armados, ELN y otros, mi petición es que paren esa guerra ya, como lo están pidiendo las comunidades a gritos, y que fijen en el acuerdo político las condiciones para la discusión en democracia de los cambios estructurales que esperan, y entren a participar en la democracia que es incompatible con las armas en la política. Cada día de guerra es un día contra el pueblo de Colombia”.

Además de reconciliarse, ¿qué otros retos tiene el país con respecto a la verdad y la paz que necesitamos?

“Los retos más hondos están en hacernos vulnerables al inmenso sufrimiento humano, de la violencia y desde allí, construir una ética de respeto a la dignidad inspirada en nuestras tradiciones espirituales, en la educación que incorpore la tragedia como parte de nuestra identidad y nos prepare a construir en el diálogo y a cuidar de la vida y de la naturaleza, el fin del narcotráfico y del paramilitarismo, el terminar la exclusión racista de indígenas y afrocolombianos, la recuperación del campesinado y de la tierra para la familia campesina y generar una discusión sobre la exclusión en el modelo de desarrollo.

Finalmente la conversación sobre el sistema de seguridad, asunto complejo y delicado que merecería otra conversación con El Colombiano”.

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Créditos

- Daniela Osorio | Coordinadora y periodista
- Luz María Sierra | Directora
- Daniel Rivera Marín | Editor general
- Daniel Valero | Macroeditor Actualidad
- Tobías Aristizábal | Diseño web
- El Colombiano | Fotografías